El toque personal es fundamental en cualquier ámbito y sobre todo cuando se trata de la decoración de nuestro hogar. Los objetos con los que decidimos adornar nuestros espacios deben tener armonía con nuestra personalidad. En este contexto, personalizar nuestros propios cuadros puede ser una estupenda alternativa para dar rienda suelta a nuestra creatividad y plasmar en ellos quiénes somos. A continuación, te enseñaremos cómo hacerlo.
Lo primero a tener en cuenta es que no necesitas ser un pintor profesional. Los cuadros pueden estar compuestos por fotografías, collages, diseños digitales entre otros. La clave está en seleccionar aquel recurso que se ajuste a tus habilidades y que te gustaría observar diariamente.
Si optas por la fotografía, puedes seleccionar varias que tengan un significado especial para ti. Es importante que busques un hilo conductor para que haya cohesión en la composición visual. ¿Te gustan los viajes? ¿Los animales? ¿Las plantas? Todas estas pueden ser temáticas para tus cuadros.
Si prefieres algo más artístico y manual, puedes atreverte a dibujar o pintar. Puedes emplear acuarelas, óleos o simplemente lápices de colores. Si buscas algo minimalista, por qué no considerar el arte lineal o la pintura abstracta.
En cuanto al marco, también puedes personalizarlo. Puedes dejarlo cuadros personalizados en su madera original, pintarlo de colores o incluso decorarlo con tela, lentejuelas o conchas de mar.
Por ultimo, no te olvides de que el cuadro debe armonizar con los colores y el estilo de la habitación en la que será colocado. Solo es cuestión de analizar el espacio, seleccionar el materiales, el diseño y emprender este viaje creativo en el que la regla maestra es plasmar tu personalidad y tus gustos.
Crear tus propios cuadros personalizados te aportará una sensación de satisfacción y propiedad hacia tus espacios, además de convertir tu casa en un reflejo fiel y auténtico de tu personalidad. ¡Atrévete y deja tu sello!